Desde entonces sus refugios,
nos han podido ayudar;
a calmar la sed sin agua
a borrar la soledad.
Pero el amor verdadero,
en nuestro se quedó;
¡Mi vida, cuanto te quiero,
cómo te adora mi amor!
Mis penas, mis amarguras,
más me acercaban a ti;
tus besos y tu ternura
siempre las tuve yo en mi.
El corazón que me tienes,
que fiel ha sido a tus ansias;
dí por favor que me quieres,
que este amor en ti descansa.
Yo sé cuanto tú me quieres,
mas, quiero oírlo de ti;
mi corazón lo prefiere,
no puedo vivir así.
A.J.Pals
No hay comentarios:
Publicar un comentario