Jugando al amor un día,
juré amarte para siempre;
sin saber que esa osadía,
siempre estaría presente.
Cómo saber que aquel tiempo,
que estaba dejando a un lado;
sería en todo momento,
lo que más mi alma ha llorado.
Hoy, que despertó mi letargo,
que tantos sueños han vuelto;
sin ese sabor amargo,
revive mi juramento.
Para hacerse mi verdad,
mi gran ilusión oculta;
para darle a tu ansiedad,
el puesto que en mi alma ocupa.
Y a pesar de circunstancias,
que ahora apartan nuestro sino;
sé que al fin en la distancia
tendremos solo un camino.
Pues en las manos de Dios,
suplicando nos bendiga;
he dejado nuestro amor,
con llanto que purifica.
Merecemos pues, la gloria,
por intersección divina,
nuestro amor será una historia,
nunca por nadie descrita.
A.J.Pals