Tus ojos que han sido en mi una estrella,
tienen días sin darme resplandor;
hoy mi lineas describen la querella,
de quién espera con desesperación.
Si estuvieras aquí te abrazaría,
con la fuerza incontenible de este amor;
y en tu oído, en voz baja pediría,
la promesa de no darme otro adiós.
Hoy le canto a tu mirada que es mi vida,
como canta su arrullo un vendaval;
con la pena de tener en mi una herida,
que tan solo tu amor puede sanar.
Y mis brazos esperan anhelantes,
el instante sublime del regreso;
para que así mis labios puedan darte,
toda la dicha que se da en un beso.
A.J.Pals
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