Soy la sombra del árbol que te aguarda
para darle descanso a tu
cabeza;
sin dulzores calmar la
sed que amarga
y aun sin flores
adornarte la belleza.
Al pensar en ti me brotan
las palabras,
y aun sin lira te entrego
mil canciones;
ese es el viento que me
mueve las ramas,
y en su vaivén te colma
en bendiciones.
El sol penetra lo tupido
de mis ramas,
rayos de luz que brillan
a tu roce;
naciendo en ti los
fulgores de las flamas,
que aun perdura hasta
llegar la noche.
Sueño infantil de
inequívoca esperanza,
matiz que ahonda un
sentir enamorado;
crisol que talla del
campo y su labranza
el dulce fruto de lo que
tanto había arado.
Se asemeja un lago en tu inquieto
mirar,
en la quietud y paz que
ese reflejo deja;
¿Cuanto más hondo me
podrías amar
y qué sentido tendrían
mis quejas?
A.J.Pals
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