martes, 19 de abril de 2011

Vigilia de amor

Acaricio tu sueño inviolable
tu desnuda piel vibrar me hace;
coro ausente inconsolable,
pasión que del momento nace.

Murmullo a tu oído ese te quiero,
fijo en mi, en ti imperceptible;
no queriendo hacerlo desafuero,
en silencio la pasión se inhibe.

Pasa el día en ilusiones locas,
anhelando lo pronto del encuentro;
ese volver a estar allí en tu boca,
esa pasión que a solas me fomento.

Al fin te acurrucas a mi ser y que delicia
el sentirte en mis brazos bien amada;
sintiendo tú de mi la fiel caricia,
el cobijo de mi alma enamorada.

Pero todo queda allí, por más que intento,
se me esconden los labios de mi anhelo;
tras el tanto esperar no queda invento
y mis brazos cansados caen del ruedo.

Conozco la razón de las razones,
aunque se haga presente la inherencia;
no se puede apartar dos corazones
amando a la luz de la paciencia...

Solo queda esperar por el conjuro,
la magia del amor siempre es eterna;
en verdad, cuando el amor es puro
no existe nada que acabarlo pueda.

Subiré las montañas sin prejuicios,
andaré día y noche tras mis huellas;
nada importa hacer mil sacrificios,
con tal de devolverte las estrellas.

Esa luz en el brillo de tus ojos,
esa hoguera inefable de tus brazos;
ese amor que de tanto era sonrojo,
ese dulce latir en tu regazo.

Si, te amo,
como ni en sueños he visto,
con fuerza de una tormenta;
la profundidad del abismo,
¡solo Dios lo tenga en cuenta!

A.J.Pals

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