Hay un sueño que dormir no deja,
una locura que parece cuerda;
un suspiro que quizás se aleja,
un camino pa’ que no me pierda.
Y tal parece que con mis insomnios,
no siempre alcanzo desvelar mis rimas;
y aunque no se pueda revelar lo obvio
es hasta mi pecho que el amor se arrima.
Y en lo cansado de mi inquieta mano,
empuño el arma de mis padeceres;
en cada letra sin cesar disparo,
palabras al viento por nuestros quereres.
Eres fuente y diana, blanco de mi mira,
es de ti que brotan y hacia ti se embalan;
una flor radiante que a su sol admira,
que de ser posible tras él se escapara.
Por eso las noches, cálidas o frías,
son noches que tuyas por siempre serán;
y aunque te parezca que a solas me ría,
dentro de mi pecho sólo hay soledad.
Con celo resguardo, mi amor, tu morada,
fuerte, bien erguido, muralla insalvable;
solo perceptible por nuestras miradas,
donde solo el eco de este amor nos cabe.
Déjame soñarte cuando esté despierto,
volver a sombrearte en plena vigilia;
por si lo prefieres mi pecho está abierto,
y allí estás sembrada como florecilla.
Por si no me alcanza la vida completa,
para darnos muestras de este gran cariño;
bajo de este sol, por sobre la tierra,
sentirás mi amor hasta en cada niño.
A.J.Pals
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