Has llegado a nuestras vidas,
con la noble misión de darnos dicha;
con tu cara repleta de ternura
y unos ojos que parecen piras.
Inocentes tus manitas,
de acariciarlas no dejo;
y aún siendo pequeñitas,
me dan la gloria del cielo.
Lo deseaba tanto, tanto,
que vinieras, que llegaras;
que tú nacimiento, hija
hizo que mis ojos lloraran.
Loca me tienes la vida,
como con nadie ha ocurrido;
no me aparto de tu risa,
tu mirar se va conmigo.
Ansioso siempre estoy de verte,
de mirar cuanto sonríes;
y entre mis brazos tenerte,
para que en mi amor confíes.
Rejuveneciste mi alma,
quiero contigo estar siempre;
llenar tu mirar en calma,
por conocer lo que sientes.
Y darte mil bendiciones,
que son traídas del cielo;
para guiarte los caminos,
aunque me cueste el desvelo.
Ay vida! Por fin llegaste,
las gracias le debo al cielo;
pensar que ni con la vida,
esta deuda saldar puedo.
Renunciar a todo, lo haría,
si así un día me exigieran;
por llenarte de alegría,
hasta la vida yo diera.
Eres como te soñara,
como tanto te quería;
con manitas que volaran,
cerca de la cara mía.
A veces te digo beba,
otras tantas mi dulcito;
pero mientras mi alma pueda,
yo seré tuyo todito.
Nunca faltará mi canto,
ni esa palabra de aliento;
porque tan tuyo soy yo,
como es el aire del viento.
Noches enteras me paso,
pensando en tu grácil carita;
cuando estás en mi regazo,
la ansiedad de mi se quita.
Imagino tus mañanas,
tus noches y atardeceres;
sonriéndote en la ventana,
solo esperando que llegue.
A.J.Pals